¿Puede llegar a existir una relación entre los mitos del amor romántico que encontramos en libros y películas adolescentes, y la violencia de género entre los mismos?
El concepto del Amor Romántico en nuestra cultura
El ideal de amor mostrado en nuestra cultura a través de obras para adolescentes ha provocado el surgimiento de creencias erróneas sobre lo que es, y lo que no es, una relación afectiva saludable. La libre difusión de este tipo de falsas creencias en nuestra cultura conduce a los más jóvenes a establecer relaciones amorosas dañinas que en lugar de basarse en los principios del respeto, tolerancia y autonomía, se basan en principios que pueden llegar a justificar comportamientos intolerables incluyendo la violencia de género sin que la víctima y en ocasiones el agresor sean conscientes de la gravedad de la situación.
Debido a la gravedad que representan estos mitos por su relación directa con la violencia de género, y su difusión global a través de obras de gran aceptación por parte del público adolescente (series, películas, libros…), es fundamental la prevención a través del conocimiento de estos mitos para evitar una inadecuada interpretación de los mismos.
Como ya hablamos en otros artículos, nuestros sentimientos por lo general están influenciados por la sociedad que nos rodea y por lo que aprendemos de ella, y un ejemplo lo encontramos en los jóvenes, quienes tienen como referencia de amor (y por tanto, como referencia de sentimientos) lo encontrado en la cultura (libros, películas, series de TV, etc). Principalmente es a través de estas obras donde los más jóvenes tienen el primer contacto de lo que consideran que es realmente el amor, es decir, aprenden a «amar» según lo que ven que es «amar». Adelantándonos un poco al resto del artículo, ponemos como ejemplo la dualidad que encontramos en la mayoría de las obras adolescentes que podemos encontrar en cine y TV, en donde la pareja ideal es una pareja totalmente opuesta, totalmente diferentes o con enormes problemas para estar juntos, y que finalmente lo logran, lo que conlleva a que sentimental y cognitivamente los jóvenes consideren que una pareja totalmente opuesta, diferente, rodeada de problemas, etc. es la «pareja ideal».
LOS MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO
Un mito es una creencia falsa que se acepta como verdadera, y en el caso de los mitos románticos, nos referimos a creencias sobre lo que es el “verdadero amor” que no se corresponden a la realidad sino a una supuesta idealización de la misma.
Yela, en su obra “La otra cara del amor: mitos, paradojas, y problemas” habla sobre la existencia de los siguientes mitos románticos: El mito de la “media naranja” sobre la creencia de que elegimos a la pareja que tenemos predestinada como única pareja posible (conduciendo así a un nivel de exigencia exagerado y a una peligrosa tolerancia hacia esa persona al pensar que siendo la pareja ideal hay que permitir mucho más para que todo vaya bien), el mito del emparejamiento sobre la creencia de que la pareja heterosexual es algo natural y universal (estigmatizando así a personas sin pareja, parejas homosexuales, etc), el mito de la exclusividad, sobre la creencia de que es imposible enamorarse de dos personas a la vez (pudiendo crear así conflictos internos para la persona), el mito de la fidelidad sobre la creencia de que todos los deseos pasionales, románticos y eróticos deben de satisfacerse exclusivamente con una única persona, mito de celos o creencia de que los celos son signos de amor (un mito muy relacionado con el de exclusividad y fidelidad, que puede conducir a comportamientos represivos y violentos), mito de la equivalencia entre el amor como sentimiento y el enamoramiento como estado duradero, mito de la omnipotencia o creencia de que “el amor lo puede todo” y que por ello el amor puede solucionar cualquier tipo de problema, el mito del libre albedrío como creencia de que el sentimiento amoroso no está influido por ningún factor externo o ajeno a nuestra voluntad y conciencia, mito del matrimonio como creencia de que cualquier amor debe de conducir a la unión estable y convivencia de la pareja, y el mito de la pasión eterna como creencia de que la pasión inicial de la relación debe de durar tras años de convivencia.
Fuera de estos mitos, existen otros como el mito de las discusiones (y la creencia de su relación con la falta de amor), el mito de la unidad como creencia de que la pareja tiene que hacer todo juntos, rechazando así el concepto de “espacio propio”, el mito de los polos opuestos (similar al mito de la media naranja, en este caso defendiendo la creencia de que las personas, con que más diferentes son, más se atraerán y mejor será su amor), etc.
Teniendo en cuenta la naturaleza de todos estos mitos, y la práctica imposibilidad de que puedan llegar a funcionar en una pareja, la creencia, aceptación y aplicación de estos mitos especialmente por la población más joven puede producir consecuencias negativas en los mismos que en los peores casos pueden marcar un cambio en su conducta y desarrollo (frustración, sufrimiento, ansiedad, desaprobación social…)
INFLUENCIA EN LA VIOLENCIA EN PAREJA
El principal problema de los mitos de amor románticos es que son aceptados en su conjunto por una gran parte de la población. Aceptar estos mitos en conjunto hace que la visión de lo que es el amor esté distorsionada, y que esta forma de amor conduzca a justificar y aceptar comportamientos que en condiciones normales no serían aceptables. Entender el ideal del amor siguiendo estos mitos supone rechazar la idea de que tener pareja es una elección personal (y no un requisito para ser feliz) y vivir con la creencia de que la relación de pareja es lo que da sentido a la vida de la persona, y hace que la persona viva con el pensamiento de que esa persona es el único amor de su vida en la actualidad y para siempre, y que por tanto, debe de luchar por esa relación bajo cualquier situación y ante cualquier problema, aceptando si es necesario cualquier tipo de comportamiento desviado antes o durante la relación (incluyendo enfoques positivos hacia comportamientos de control y celos), aguantando actitudes intolerables bajo el sentimiento de que “al final todo se arreglará y triunfará el amor”, y luchando desesperadamente por mantener una pasión viva durante años.
Todo esto provoca una dependencia que nada tiene que ver con el amor romántico verdadero, y unas creencias confundidas que impiden actuar correctamente. Así, en el caso de las víctimas, para estas personas la acción de terminar una relación es un fracaso tan importante que puede hacer que retrasen la decisión, apoyándose en la idea de que es posible con tiempo vencer cualquier dificultad o problema en la relación, aunque sea considerando que la violencia y el amor son compatibles, o justificando comportamientos de control como muestras de amor. En el caso del agresor, el control (llegando incluso a someter a su pareja a un aislamiento) está justificado al hacerse “como señal de amor”.
La influencia de estos mitos impide que se desarrollen relaciones de pareja basadas en la libertad, el respeto y el amor por uno mismo, y facilitan el desarrollo de relaciones con altos factores de riesgo relacionados con la violencia de género. Esto, unido a la dependencia emocional, hace que el abandono o denuncia hacia la pareja sea especialmente complejo, ya que en la dependencia emocional se entrega a la otra persona el control de la persona. El individuo piensa que es el amor y la relación de pareja que tiene lo que da sentido a su vida, y que por tanto, romper la pareja y renunciar al amor es la peor decisión, pensando que lo correcto es vencer cualquier dificultad o cambiar a su pareja (aunque se trate de un maltratador reincidente) ya que «el amor todo lo puede», y siguiendo estos pensamientos se llega a aceptar que la violencia (física, sexual, o psicológica) y el amor son compatibles, al igual que los celos, la posesión, el control, etc.
Los mitos de amor románticos son especialmente peligrosos para la población adolescente. La adolescencia es una etapa especialmente vulnerable ya que la necesidad de ser aceptados por el grupo, y los mensajes que reciben por ejemplo a través de libros o películas, condicionan su forma de actuar ante nuevas experiencias. En la adolescencia se enfrentarán a los primeros enamoramientos y desengaños amorosos, y debido a su edad, aun no disponen de la suficiente madurez mental para saber cómo afrontar correctamente estos conflictos, por lo que en muchos casos seguirán como modelo de actuación lo que hayan aprendido o visto en diferentes medios, como por ejemplo, en las películas para adolescentes.
Eso hace que al existir mitos de amor romántico en muchas películas y series adolescentes (que suelen contar con altos niveles de audiencia), los adolescentes acepten como normales esas ideas confusas relacionadas con desigualdades de género, celos, relaciones dependientes, necesidad de posesión de la otra persona, etc. ya que es el modelo que les llega y por tanto es lo que llevarán a su realidad, y sobre esas ideas desarrollarán sus relaciones. Es por ello que muchas chicas adolescentes ven negativo y reprochable el no tener pareja, y por tanto les resulta más importante el hecho de tener cuanto antes a su “media naranja ideal”, que la acción de esperar y desarrollar una relación de calidad.
Existen además datos realmente preocupantes relacionados con este tipo de violencia que en lugar de física suele ser psicológica (celos, control, etc), y son datos que encontramos en el documento “Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud” [ACCEDER], en donde se recoge que, aunque la juventud considera inaceptable la violencia de género, uno de cada tres jóvenes NO relacionan los comportamientos de control con la violencia de género, y un 33% de los jóvenes dice que es INEVITABLE que pueda existir “control en los horarios de la pareja”, “impedimentos para ver a ciertas personas”, o “decir que puede o no puede hacer”.
Con todo esto entendemos por tanto que existe una relación directa entre los mitos del amor romántico y la violencia de género, debido a la concepción social que se tiene sobre qué es el amor, qué comportamientos se deben de seguir, cuáles son las expectativas a cumplir, y la importancia de que todo ello se cumpla aunque para ello tengan que aguantar comportamientos desviados o intolerables.
Como último dato sobre la relación de estos falsos mitos con la violencia de género, debemos de recordar la importancia del aprendizaje social por parte de los jóvenes, y la facilidad de frustración en los mismos ante estas situaciones que pueden vivir en las relaciones de pareja, por lo que se podría estudiar esta violencia de género desde la teoría de la tensión (o frustración) de Agnew por el fracaso, desde la teoría del aprendizaje social de Bandura (ya que este comportamiento violento puede ser aprendido ya sea por haberlo experimentado directamente por parte de la pareja o por ser testigo de la misma en otras parejas adolescentes), y desde la teoría del intercambio social de Homans, en el que la motivación de la pareja se basaría en obtener recompensas (de la pareja) reduciendo costes, aplicando para ello la violencia si es necesario, ya que ha aprendido (por los mitos de amor romántico) que a través de ese tipo de violencia obtendrá un dominio sobre su pareja y unas recompensas “más fáciles”.
Puedes leer las propuestas de intervención desde un enfoque criminológico en la siguiente página.
PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN
Tras analizar los mitos de amor romántico, es fácil comprender que no son obras aisladas las que presentan este tipo de creencias falsas. Son muchas las películas para público adolescente que triunfan en cartelera al contener prototipos supuestamente ideales de amor, y estos mitos no solo los encontramos en el cine. Existen y han existido numerosas series en TV ambientadas en la vida de adolescentes en las que gran parte de los argumentos giraban en torno a amores imposibles, y a todo lo que llegaban a hacer por conseguir que funcionase (llegando a mostrar en algunas series incluso intentos de suicidio como forma de “chantaje” para lograr recuperar a la pareja o como ejemplo de la imposibilidad de afrontar un fracaso amoroso).
Incluso, fuera de las pantallas y las novelas, encontramos en diferente material enfocado a adolescentes ideas y creencias erróneas. Son cada vez más las revistas adolescentes que hablan sobre “como conquistar al príncipe azul”, “como maquillarse para él”, como controlarle sin que se dé cuenta para que no sea infiel, testimonios que explican que el amor todo lo puede, etc.
Existe por tanto confusiones muy graves a nivel social, ya que (aunque salvo en aspectos concretos como en determinadas parafilias, los jóvenes parecen entender sin duda que la violencia física no es tolerable) determinadas conductas, especialmente las de dominio, control y celos, se interpretan como muestras de amor en lugar de ejemplos de violencia psicológica. El resto de mitos hacen igualmente peligrar el sentido común de los adolescentes al entablar sus primeras relaciones amorosas.
¿Cual es entonces la solución? ¿Prohibir este tipo de libros, películas, etc.? No podemos ser injustos: Son obras de ficción perfectamente legales en donde utilizan todos estos mitos por el morbo de lo imposible. En cierto modo, si se eliminasen todos los mitos de amor romántico en los libros y películas románticas, no quedaría prácticamente ninguna, y si cualquier película romántica, por mostrar estos mitos, tuviese el «No recomendado para menores de 18 años», desaparecerían la mayoría de series y películas adolescentes.
La solución por tanto no está en censurar obras. La solución debe de pasar por considerar la elaboración de modelos de amor alternativos y mucho más igualitarios, partiendo de la base de que ambas partes (con independencia del género y de la orientación sexual) deben de querer y amar desde la autonomía propia, y bajo el respeto hacia el otro y hacia uno mismo. Esto debe de hacerse desde dos áreas; área audiovisual e incluso literaria (para tratar dichos mitos) y área educativa (para que los adolescentes sepan identificarlos).
En el área educativa, podría desarrollarse un programa de intervención que contase con los siguientes objetivos:
Programa de intervención adolescente enfocado a la prevención primaria (La prevención primaria debe de realizarse principalmente desde centros educativos y desde la familia):
- Se debe de enseñar que toda relación debe de basarse en la tolerancia, afectividad, sexualidad, independencia, y respeto por las otras personas, incluida la pareja.
- Se deben de reforzar algunos de los factores de riesgo de la violencia de género que pueden desarrollarse en los jóvenes debido a estos mitos. Algunos de los factores podrían ser:
- Desarrollo de la empatía hacia la otra persona, conociendo y comprendiendo el alcance de las acciones propias y el sufrimiento físico y psicológico que puede causar.
- Refuerzo de autoestima. o Refuerzo de autonomía, para lograr que cualquier joven sepa diferenciar el “yo” (individual) del “nosotros” (pareja).
- Desarrollo de habilidades de resolución de conflictos interpersonales, con especial atención en la diferencia entre respuestas asertivas y agresivas.
- Se debe de enseñar a identificar factores de riesgo (partiendo de los micromachismos en adelante) y a diferenciar creencias reales y mitos (como los presentes en las películas analizadas).
Programa de intervención adolescente enfocado a prevención secundaria y tratamiento (debe de realizarse bajo la dirección de profesionales especializados en esta área, como pueden ser los criminólogos):
En el caso de contar con un grupo de jóvenes que presenten factores de riesgo relacionados con estos mitos, y obteniendo una valoración de existencia de riesgo de violencia de género por las falsas creencias recibidas a través de estos mitos, es fundamental hacer comprender a estos adolescentes cómo funcionan realmente las relaciones entre iguales. De este modo, además de recibir la prevención primaria, se podría intervenir con ellos bajo estos objetivos, siempre dependiendo del grado de riesgo que presenten:
- Educación afectiva y sexual especializada, en caso de que el o la adolescente muestre una educación deficiente y se considere que todo lo aprendido fue a través de este tipo de películas o a través de otros medios que impliquen creencias erróneas y dañinas.
- Desarrollo de técnicas de autocontrol y control emocional, y desarrollo de la asertividad.
- Técnicas de reestructuración cognitiva o auto-instrucciones en los casos más graves, casos en los que el agresor niegue sus conductas agresivas o la víctima sea incapaz de ver dicho maltrato, para así reorganizar racionalmente sus pensamientos y conductas.
En el área audiovisual, podría desarrollarse un programa de intervención que contase con los siguientes objetivos:
- Contribuir en la correcta formación de la identidad de género de hombres y mujeres, eliminando estereotipos y fomentando la tolerancia. Para conseguir este objetivo, lo ideal es la regulación del contenido audiovisual bajo la atención de expertos en la materia, como los criminólogos capaces de manejar diferentes herramientas de valoración de riesgo de violencia en la pareja.
- Huir en la medida de lo posible de los mitos de amor románticos, especialmente en obras cuyo público es adolescente. Evitar comportamientos extremos (como suicidios por amor), y analizar, junto con profesionales en la materia, qué tipo de influencia negativa puede ocasionar la obra en adolescentes y de qué manera se puede solucionar dicho riesgo.
- Realizar campañas publicitarias que desmitifiquen las creencias erróneas sobre el amor, como algunas campañas realizada por MSSSI, como en 2014 (“Si tu chico te controla el móvil, cuéntalo”) o en 2012 (“No te saltes las señales: Elige vivir”) en donde se explica de forma clara algunos de los micromachismos y de las conductas que fácilmente se pueden confundir como “señales de amor”.
Cualquier otra área que presente mitos sobre el amor romántico (libros, revistas, páginas web…) requiere análisis profesional sobre la influencia que puede llegar a tener el contenido en la mentalidad de los adolescentes y sus posibles factores de riesgo vinculados a la violencia de género. Durante la elaboración de este informe no se han tenido en cuenta novelas, series, revistas, ni otras obras similares, ya que el objetivo principal es realizar el análisis de las tres películas citadas anteriormente.
Reflexiones
La adolescencia es una de las fases más vulnerables para el ser humano, y la educación y formación que reciba en esta etapa podrá influir tanto positivamente (logrando que el adolescente se convierta en un miembro integrado en la sociedad con valores correctos) como negativamente (pudiendo incluso iniciar una carrera delictiva). Aunque es innegable que en la infancia el apego familiar es fundamental para el correcto desarrollo, es en la adolescencia cuando los chicos se enfrentan a los primeros conflictos, primeros enamoramientos, primeras decepciones, y comienza un intento parcial de “independencia” de los padres. Muestran comportamientos rebeldes, despiertan sus deseos de amor y sexuales, y necesitan ser aprobados por sus grupos de iguales y mostrar una supuesta independencia de los padres, por lo que en esta edad el aprendizaje social cobra una especial importancia. En esta etapa, la educación afectiva ya no depende tan solo de los padres y docentes, sino también de los medios de comunicación que contribuyen a que el adolescente entienda “cómo es el amor”. Por tanto, la sociedad tiene una responsabilidad muy importante en esta función.
Si la información que la sociedad ofrece a los adolescentes está basada en falsas creencias (mitos del amor romántico), existirá el peligro de que muchas mujeres no sean capaces de detectar estos signos de violencia y puedan acabar estando sometidas, y viviendo bajo la idea de que la relación no es dañina o no se debe de abandonar; del mismo modo que los chicos no aprenderán los correctos valores de una relación de amor y del correcto trato que se debe de dar a la pareja.
Sin embargo, si la sociedad es capaz de concienciar a los adolescentes sobre todos estos mitos y sobre las primeras señales de violencia de género, y es capaz de sensibilizarles sobre los peligros que conllevan todas estas acciones e ideas, se podrá evitar que existan estos casos de violencia de género al enseñar a la posible víctima cómo debe de actuar, o en caso de que existan, que las relaciones no duren tanto como para causar graves secuelas a la víctima (como estrés postraumático).
Es innegable que el ámbito educativo tiene un papel fundamental, ya que si un adolescente es capaz de comprender qué son los mitos románticos, también será capaz de detectar las primeras señales de violencia de género, y si posee unos correctos valores de autonomía, autoestima, etc. es muy probable que ante sus primeras relaciones amorosas sepa cómo actuar correctamente.
Sin embargo, se debe de insistir en que tratamos con adolescentes, una etapa especialmente vulnerable en donde la madurez mental aún no es completa, en donde el aprendizaje social es un factor potenciador en el desarrollo del joven, y en donde los medios de comunicación tienen un papel fundamental en el aprendizaje de los adolescentes. Por ello, aunque pueda parecer suficiente la prevención desde el ámbito educativo, se debe de realizar un trabajo conjunto con el ámbito social (y especialmente el ámbito audiovisual) para lograr la mayor prevención posible.
¿Cuál es tu opinión sobre los mitos del amor romántico y su relación con violencia de género en adolescentes? ¿Cuántas películas y obras llegaron a tu mente al leer este artículo? Tu opinión nos importa, puedes debatir sobre ello dejándonos un comentario.